La alfalfa, al igual que otras plantas como lo son el sauzgatillo, la salvia y la artemisa, se consideran como riesgosas para el embarazo, no tanto porque resulten ser plantas abortivas, sino más bien porque sus efectos que, como en el caso de la alfalfa, puede resultar en una acción estrogénica u hormonal, más adelante después del parto, puede desencadenar problemas en el feto, directamente relacionadas con su salud, en términos de crecimiento y desarrollo normal.
La alfalfa en el embarazo

La etapa del embarazo, es un periodo que, aunque normal en la mujer, requiere de unos cuidados especiales, en los que la alimentación, sin lugar a dudas, juega un papel muy importante, para el logro de un desarrollo adecuado del feto, en virtud de una buena salud de la madre y el hijo.
En este sentido, existen algunos alimentos, específicamente algunas plantas medicinales como la alfalfa y otras cuantas más, que no se recomiendan ser ingeridas, por ser sus componentes considerados, como nocivos para el embarazo.
En específico, la alfalfa, presenta una acción estrogénica u hormonal que puede desembocará en riesgos eminentes en el adecuado crecimiento y desarrollo del bebe después de nacer y aunque no muy frecuente hasta en aborto espontaneo si se excede su consumo.
Algunas advertencias y precauciones relacionadas con el embrazo y la alfalfa connotan que, el consumir alfalfa en cantidades mayores, muy probablemente no resultara seguro, no solo para el embarazo, sino también posterior a él, durante la etapa de la lactancia, al ser considerada ésta, una planta con acción estrógena, que más tarde, podrían desenlazarse en alteraciones anormales en el feto, principalmente si el sexo es femenino.
De ahí que el cuidado a la hora de consumirle deberá estar acompañado de mucha cautela, preferiblemente con el asesoramiento de un especialista en ginecología, quien recomiende la cantidad adecuada de su uso, o en defecto su reserva preventiva durante el periodo de gestación.